Dos días completamente tirados, solos y sin ver a un alma. Sin señal telefónica y con pocas posibilidades de ser ayudados hasta que pasara algún pescador o el tractor o el todo terreno del dueño de la estancia, cuya casa estaba muy lejos de allí, o algún chalado como nosotros pero mejor perterchado.
Finalmente, un tipo enorme que iba con otros dos más a pescar, un pedazo de gaucho con las manos más grandes que mi culo y con un Ford 4x4 aún más grande, pasó y nos sacó como si tal cosa. ¡Impresionante!. Les regalamos vino y embutido que yo había llevado de España e hicimos broma un buen rato sobre el asunto. Siempre terminas encontrándote con buena gente en esos lugares.
Pegamos la vuelta porque era evidente que no podíamos seguir. Perdimos otros dos días más hasta replantear el viaje en otro vehículo, con todos los achiperos de pesca y demás y volvimos al punto de destino donde nos esperaban otros amigos que, más inteligentes que nosotros, lo habían sabido hacer.
Eramos afortunados. El tiempo que estuvimos al pairo con nuestro vehículo inmovilizado, lo pasamos bien .Teníamos comida en abundancia y podíamos combatir el frío que ya hacía por la noche con vino en abundancia, lo que también hacía que nuestra moral subiera como la espuma.
De no haber sido por eso y por el gaucho de las manos grandes, a lo peor nos había pasado como a la pobre cabra de la foto y también nos habían comido los buitres........

Continuará.